lunes, 8 de febrero de 2010

¿Dónde está el Lobo?


“Juguemos en el bosque que el lobo no está aquí,
si el lobo aparece nos comerá.
¿Qué está haciendo el lobo?...”


Desde pequeños nos enseñaron a huir del lobo. Las rondas y los cuentos infantiles nos hablaban de un lobo malo. Un animal salvaje hambriento de carne humana. No había nada de bueno en el lobo, nada en él era rescatable. Sólo tenías que huir de él ¡Corre por tu vida!

Recuerdo el cuento de Caperucita Roja. Fue el primer cuento del que guardo memoria, y el que más veces me fue contado. No comprendía por qué me lo contaban tantas veces, si total a mí no me gustaba ese cuento… No terminaba de convencerme el cuento de que el lobo era malo. En lugar de identificarme con Caperucita y su dulce Abuelita, recuerdo haber sentido mucha simpatía y compasión por el lobo. La acción del cazador me parecía cruel: ¿por qué abrirle la panza al lobito para sacar a Caperucita y su Abuelita, y luego llenarlo con piedras? ¿las piedras no estaban demás?

Con el pasar de los años fui descubriendo que todo depredador tiene su presa, y ello es natural. Que el lobo es un animal asombroso. Que la Caperuza no es tan niña ni la Abuela tan dulce… y que el cazador es un mercenario más, de tantos que hay por allí.

El lobo es el arquetipo de lo salvaje –entendiendo por salvaje lo no culturizado, lo puro, sin corrupción-. El lobo es el instinto animal, el olfato, el conocimiento intuitivo, lo natural, lo esencial, lo básico; eso que tenemos en común todos los animales, y que el hombre civilizado ha pretendido olvidar… para diferenciarse –con aires de superioridad- de las demás especies.

Me gustan los lobos. Me gusta su abnegación por la manada y su fiereza. Me gusta su lealtad. Son una de las pocas especies monógamas que existe. Cazan en grupo y sólo matan para alimentarse, no por deporte. Me gusta la integridad del lobo.

Existe una notable diferencia entre el mono y el lobo, además de sus características morfológicas. Como bien anota Mark Rowlands, autor de El Filósofo y el Lobo: “Intriga y engaño son la esencia de la forma de inteligencia social que poseen simios y monos. Por algún motivo los lobos nunca recorrieron este camino.” Y continúa: “La maquinación y la mentira son la esencia de nuestra inteligencia superior.”

El mono es codicioso y calculador. Se deja deslumbrar fácilmente por el oropel. Si algo le atrae, de inmediato quiere poseerlo. “La idea de que el sentido de la vida es algo que se puede poseer es, intuyo, un legado de nuestra codiciosa alma símica. Para un simio tener es muy importante. Un simio se mide a sí mismo en términos de lo que tiene. En cambio, para un lobo lo crucial es ser, más que tener. Para un lobo lo más importante en la vida no es poseer una cosa o una cantidad de algo determinado, sino ser cierta clase de lobo.” Así nos dice Mark Rowlands, profesor de Filosofía de la Universidad de Miami, quien dice haber comprendido el sentido de la vida luego de haber vivido por más de diez años con un lobo llamado Brenin.

El lobo ha sido arrancado de nuestra psiquis, al igual que de nuestros centros urbanos. Si el lobo sintetiza nuestra naturaleza instintiva, y esta civilización nos ha privado de su presencia, ¿cómo reencontrarnos con el lobo? ¿Cómo saciar esta carne humana hambrienta del espíritu del animal salvaje?

¿Dónde está el lobo? Siento que muy cerca. Tan sólo es cuestión de quitarse la piel de oveja.

5 comentarios:

  1. Leyendo esta publicación pude darme cuenta de cuanto me he alejado del lobo, de esa esencia intuitiva, sin poses o arrogancia, que fluye por la vida haciendo lo que tiene que hacer sin importarle como lo vean los demás porque es fiel a su especie y por ende a su entorno.

    La verdad es que extraño a ese lobo, sí, porque se que un día lo fui, en mi niñéz y mi temprana juventud, y que lamentablemente el recorrer de la vida con sus situaciones y sus imposiciones sociales lo van transformando a uno en un verdadero simio, amador de lo material.

    Lo interesante y reconfortante es poder saber que ese lobo no se ha ido, que está ahí donde lo dejamos, esperando que lo retomemos para transitar con buen espíritu este camino con dignidad y en sincronía con lo natural y bello de verdad.

    Desde hoy comenzaré a acercarme más a ese lobo, porque quiero paz y alcanzar la felicidad plena.

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  2. Tus palabras me conmueven y me llenan de alegría a la vez. Celebro tu decisión de acercarte al lobo, descubrirás en él un guía que te conducirá bondadosamente por montañas y valles.

    Reencontrarnos con el lobo, conocerlo y amarlo nos libera, llenándonos de serena paz.

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  3. SIII vivan los lobos y te felicito mami...como siempre jajaja

    Axel

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  4. Mientras leía tu publicación, vino a mi mente la película "Danza con lobos", recordaba el apego que el protagonista (Tom Cruise) tenía por los lobos, dada la naturaleza de los mismos que tu fielmente haz descrito, será por eso que los indígenas de América del norte los consideraban como un animal relevante del cual podían aprender y seguramente ese podría ser el motivo por el cual los ingleses no sólo aniquilaron a esas tribus, sino tambien a sus maestros, "los lobos".

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  5. Las tribus a las que haces referencia eran animistas, y en efecto, el lobo era uno de sus tótems. Eran pueblos que tenían su conocimiento y sabiduría. Lástima que "el hombre blanco" en su intolerancia y arrogancia, los haya combatido hasta su casi total exterminio, habiendo perdido una valiosa oportunidad de aprendizaje.

    Pero no es demasiado tarde... aún podemos danzar con lobos.

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