jueves, 28 de enero de 2010

Espejos


Al colocar un espejo frente al otro en una habitación, observo cómo la realidad del espacio entre ambos se refleja en uno y otro, una y otra vez hasta el infinito. Un efecto que causa fascinación, y una extraña sensación de dilución del Yo en esos espacios ficticios y eternos.

Me pregunto hasta qué punto la realidad que construyo es real, o sólo una proyección de proyecciones de otros. Si acaso somos espejos reflejando realidades virtuales, replicando las formas e imágenes de otros… eternamente. Qué tan real es que yo construyo mi realidad, o es sólo la proyección de un holograma predeterminado por una memoria que tiene grabada la información condicionada, y en el día a día, automáticamente, reproducimos o descargamos esos contenidos en el espacio-tiempo que nos es dado…

Cómo vernos la cara, sino es mediante un espejo… Entonces, las personas con quienes me relaciono, de menos a más cercanas, tienen algo o mucho que decirme de mí misma. Entonces, mis circunstancias de vida y situaciones que se me presentan, me están reflejando y me puedo ver en ellas.

Luego, puedo verme. Al ver lo feo o desagradable que me ocurre, puedo conocerme mejor. Aprendo más de mí misma. Lo incorporo y avanzo. Si no es así, es que estoy ciega, haciendo de espejo ante otro espejo y replicando la realidad –el drama- una y otra vez, eternamente.