He pensado tanto que de tanto pensar, el pensamiento desarrolló voz propia y se escapó de mí.
Un buen día me sorprendió reclamando su espacio y alzó su voz, aduciendo que mi cabeza le quedaba pequeña. Por mucho tiempo intenté reprimirlo, someterlo… fue una lucha, una verdadera pugna de poderes: yo no le permitía expresarse a sus anchas, y él se hacía sentir, partiéndome la cabeza de puro dolor.
Los años pasan, y con ellos la sabiduría crece a la par que las fuerzas menguan. Me cansé de controlar y del dolor que ello causa, así que decidí soltar el pensamiento, concederle la libertad que reclamaba y dejarlo fluir.
Pensando en Voz Alta es su espacio. Veamos qué hace con él (al menos dejará de dolerme la cabeza).
Hola Nena, que bueno que dejes escapar esos pensamientos y que los compartas, estoy seguro que será de beneficio para todos.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Arturo
Muy bien mi Nenúfar...!
ResponderEliminarEn algunas ocasiones mis pensamientos me han jugado muy malas pasadas y me han querido destruir como si fuesen mis enemigos. Me han asaltado como si fuesen seres extraños con vida propia. Pero aprendí a ignorarlos y así pierden su fuerza, quedan desarmados y yo voy adquiriendo una cierta inmunidad...
Besitos con sentimiento y pensamiento míos propios.